lunes, enero 11, 2016

EMPEZAMOS A IRNOS


Y la sangría no parará. Lou, Bowie, Lemmy etcétera.

Habrá que aceptar que se mueren nuestros ídolos y a no ponerse llorones cada vez que ocurre. Consumidores de música compulsivos, ahora la parca se venga, y nosotros no paramos de escribir sobre ello, con lágrimas en los ojos. Me estropea el día y muchas cosas que se muera David Bowie. Pero mañana quizás le toque a otro. Joder, debería haber escogido otra perdición en esta vida, que no implicase despedirse cada semana de dos o tres ídolos, personas a las que quieres.

Luego, a cierta edad, ves morir a gente que te importa, a la vez que empiezas a divisar destellos, pistas y pequeñas notas que, con el tiempo, dibujarán tu propia muerte. A los cuarenta, empiezas a irte, aunque no sea así, aunque todavía haya mucho que hacer. A los cuarenta quieres tener ordenado ya tu pasado, para que no duela, y hacer algo con el presente, como reírte, escribir, beber vino y jugar con tu hija. Los pasos en el presente son ahora más certeros, y Dios te premia, porque sabe que falta menos ya, para empezar a irte.

OK. David Bowie ya no está. Pero lo que nos interesa a nosotros realmente es que nos queda la música, y un tiempo más en la Tierra. Nos quedan algunos días, unas cuantas equivocaciones y mucho amor por dar. Tengo muchas canciones dentro, y cuentos tan bonitos que ni imagináis. Empezamos a irnos, pero sonreímos, porque también empezamos a entenderlo todo.