lunes, marzo 25, 2013

CIERRAN EL SANDOR, EL MARSELLA...

Que el Sandor de Francesc Macià cierre sus puertas es importante. Primero porque hay gente que se queda sin trabajo, y luego porque era parte del paisaje de la zona, era el bar facha por antonomasia, con la imagen del limpiabotas, los platillos con patatas chips y ancianos de otra época tostándose como lagartijas al sol del domingo. Una ciudad y sus paisajes. Si el Sandor cierra hay algo que se pierde, te guste o no, lo veas más o menos facha. Jamás consumí nada en esa terraza, antes la muerte, pero me apena que cierren. Más triste es que cierre el Marsella, lugar donde tantos barcelonitas hemos pasado largas noches de cerveceo y absenta, y nos hemos educado en el ruido, el polvo, y las charlas sobre cine, música, amor y desamor. Hace años que no voy, y me imagino que el lugar ha sido tomado por turistas, en todo caso, la conclusión es la misma. Cierran. Paso cada día por la Diagonal dirección Passeig de Gràcia, y solo veo locales en traspaso y alquiler; recuerdo una entrevista de trabajo que me hicieron en el Habitat de Diagonal (ha cerrado también), con un jefe de personal pedante e imbécil, que pensaba que estaba reclutando a licenciados de ESADE en vez de jodidos vendedores y reponedores de platos y vasos. Bueno, pues ya no hay Habitat, y todo cierra, todo. Ahora estoy en Málaga y el paisaje es peor todavía. Cada día hay que enfrentarse por huevos a esta realidad, y como he dicho muchas veces, se ha instaurado en nuestro subconsciente colectivo la idea de que ya nada vale la pena, y que estamos condenados a seguir los pasos de Grecia. Ante eso recomiendo sonrisas y esfuerzo, intentar no caer en el desánimo y utilizar la imaginación. No es fácil, pero es posible.