lunes, abril 05, 2010

SHUTTER ISLAND


A la hora de estar viendo Shutter Island pensé que me habían invitado a un festín de los de copa y puro, la temática, la historia, la ambientación, los personajes, todo era perfecto e iba a más, es como, ponte cómodo en la butaca y disfruta. Una gozada seguir a Leonardo DiCaprio (un actor al que Scorsese ha revivido y hecho madurar) por esa isla-manicomio y dejarte llevar por la sorpresa y el lado oscuro de la mente. Frenética y hasta cierto punto visceral, como lo era la excelente Infiltrados, la película va cambiando luego y se adentra en la bruma de la duda, del qué es y qué no es real, sombras, visiones e imágenes oníricas en un último tramo en el que todo cambia y te despegas del personaje principal para acabar pensando lo que sueles pensar cuando ves películas sobre manicomios: ¿quién está verdadéramente loco? ¿nosotros o ellos? La primera escena en el barco, rara y normal a la vez, ya es un sutil aviso de lo que vendrá después, con un precioso decorado de fondo marino intencionadamente falso. Disfrutareis como enanos de la primera parte de Shutter Island, y por eso dadle una oportunidad a la segunda, emocionante, bella y compleja deconstrucción de la mente del personaje protagonista. Banda sonora de Robbie Robertson, by the way.