jueves, julio 30, 2009

RORY GALLAGHER OTRA VEZ.


Lo tengo calculado. Es un virus que tenemos muchos blogueros. Cada cierto tiempo nos surge una necesidad irracional de escribir algo sobre Rory Gallagher. Buscamos cualquier excusa, un disco, un recuerdo, un tema que nos está emocionando en ese mismo instante y rápidamente agarramos el ordenador y tecleamos que Bad Penny o Darling of the everglades son las mejores canciones de la historia. Es lo que tiene haber sido -como tantas veces he leído- una buena persona en vida. Rory era de los buenos, y encima tenía talento y ganas de mostrarlo, por eso le recordamos tantos blogueros. Mi excusa ahora mismo es Stage Struck, su Lp en directo de 1980, cuando Rory decidió ir al grano y defender su música y sus cazadoras tejanas en formato trio. Cualquier banda que pretenda forjarse en power trio debería tener este disco ahí encima de la nevera con las cervezas en el local de ensayo. Rory explota a cada segundo, y su bajista de siempre, Gerry McAvoy, al cual jamás me canso de reivindicar, aporta instinto y esa alegría del que se sabe afortunado por estar tocando líneas de bajo con Rory Gallagher, su amigo.