martes, julio 28, 2009

BODAS AL REVÉS

Hay parejas que llevan años juntos, con los críos creciendo y la vida normalizada y de repente dicen vamos a casarnos, por la iglesia o lo civil, vestido blanco etc. Nos casamos. El sábado pasado estuvimos en una de estas bodas que van al revés, ahí estaba la novia entrando en la sala del ayuntamiento para contraer matrimonio con el padre de sus dos hijos. Debería ser así siempre, primero los hijos, luego la boda. Cuando yo era pequeño, la boda de mis padres era algo mítico, ciencia ficción, un cuento de hadas lejano y en blanco y negro que yo no había vivido. Mi referente cuando mis padres se enfadaban o cuando símplemente notaba que las cosas ya no eran como antes era esa foto en sepia de los dos en la puerta de la iglesia el día de su boda, sonrientes, jóvenes y con el futuro por escribir. Pero los hijos de esta pareja, desde el sábado pasado, van a tener la mejor prueba del amor que sienten sus padres, y se lo podrán recordar cuando vean que la hoguera se va apagando con los años, o cuando se enfaden, o cuando no se hablen. Ellos mismos estuvieron invitados el día de su boda, y vieron el amor entre papá y mamá con sus propios ojos.