martes, abril 14, 2009

LA NUEVA MINISTRA Y LA PIRATERÍA

El nombramiento de la nueva ministra de cultura Ángeles González-Sinde es la única decisión positiva que ha tomado Zapatero desde hace años. Esta mujer, por lo menos antes de tener cartera en el gobierno, hablaba a las claras sobre la piratería y las descargas P2P, que si bien no han matado a la industria del cine español, si la han dejado tuerta, coja, agonizante y lista para la estocada. Todos hemos utilizado a la mula para descargarnos esto y aquello y lo de más allá, sin querer pensar (¡hipócritas!) que es evidente que estamos robando. Hay que hacer algo sí, la industria (musical, cinematográfica) debe cambiar, adaptarse a la nueva relidad de los actuales medios de difusión, pero eso no quita que los creadores de las obras, el guionista, el director, el compositor, deban cobrar, y si pueden y sus obras son buenas, forrarse, y si son malas, arruinarse. A ver cuando nos enteramos que la cultura no existe sin dinero, que hay que pagar por la cultura para que esta siga existiendo y llegue hasta nosotros. Que si pagas algo lo valoras, porque cuando todo te viene dado por un clic del ratón te vuelves un eunuco con miles de canciones a medio escuchar y películas a medio ver, un insensible vomitando de gigas llenos de música y cine que jamás asimilarás. Por otro lado me hace gracia leer en los diarios que los internautas están cabreados con la nueva ministra. Los internautas ¿quienes son los internautas? ¿los colgados por la red al estilo hikikomori o también cuentan los que se conectan un cuarto de hora al día? ¿soy internauta yo si no tengo queja alguna por esta señora que además dirigió una bonita película el año pasado? ¿Existen los no internautas, se les ha pedido la opinión? Los diarios toman a los internautas como un grupo total, homogéneo, con una sola opinión en este caso sobre González-Sinde. Reivindico mi condición humana más allá del apelativo "internauta", que me suena ahora mismo a friki con sobrepeso y nada que hacer en la vida, tan solo montar grupos de Facebook contra una ministra que quiere dar a los creadores lo que se merecen: su puto dinero.