jueves, enero 01, 2009

THE WHO: "AT KILBURN 1977"


No hay mejor forma de empezar el año. En tu reproductor de DVD tienes a los Who haciéndose pedazos en escena, 1977, poco antes de morir Keith Moon, con Pete Thownsend histérico apaleando su Les Paul y a su pobre roadie, John Entwistle mirándoselo todo cual morsa en su montículo y Roger creciéndose a cada estribillo. Live at Kilburn es el DVD que deberás poner a tu hijo cada mañana envuelto en papel de plata en vez del bocata. El concierto derrama tanta sangre, tanto rock n´roll que es inexplicable ¿O si lo es? The Who eran una rareza, eran cuatro solistas, cuatro fuerzas de la naturaleza, y cada uno iba por su propio camino. Los entrenadores de fútbol, los profesores en las escuelas, los curas y los psicólogos dicen que en la vida hay que jugar en equipo y ser generoso con los demás. Eso suena bien, pero ninguno de los Who jugaba en equipo ni era generoso con los demás, los cuatro querían, necesitaban, se morían por brillar, y en su firmamento solo había sitio para una estrella. Cuando John toca su bajo, parece que solo esté él y su sonido distorsionado y frenético; Pete por su parte distribuye sus riffs entrecortados según le apetece, y brinca y baila como si en la habitación solo estuviera él, Keith Moon está en su propio show, él también, el show de Keith Moon, y Roger parece cantar con los oídos taponados, pasando de los otros tres, concentrado en expandir la fuerza de las melodías y sacando partido de sus habilidades con el cable del micro, como seguro que copió Indiana Jones con su látigo. Quiero decir ninguno de ellos presta atención a lo que hace el otro, su ego es tan monumental que no ceden un milímetro el protagonismo; si jugaran al fútbol, los cuatro querrían tirar los penaltis, si fueran árbitros ninguno querría ser juez de línea y se pelearían por tener el pito. Pero sin embargo en escena las canciones surgen, y el sonido Who está ahí, las notas salen de los cuatro músicos que habitan en sus cuatro mundos, y se entrecruzan de forma perfecta, mágica, y se crean himnos como Substitute o I´m free. No sé como demonios lo hacían, no jugaban en equipo, pero dios, el equipo siempre ganaba.