jueves, mayo 01, 2008

ROBERT MCKEE: LIVE

Supongo que en Málaga ahora mismo hay la densidad de guionistas más elevada de todo el país. La razón, el seminario intensivo de cuatro días de Robert McKee, el gurú del guión mundial. McKee es un viejo cascarrábias, su seminario tiene normas estrictas (no puedes comentar nada con el que tengas al lado, calladito, puntualidad absoluta sino fuera, no se admiten preguntas, si te ríes de algún comentario jocoso de McKee bien, pero si te ríes de algún comentario jocoso de McKee porque te has equivocado y el comentario no era jocoso, te ganas un escarnio público, y etc. etc.). McKee se pasea por el escenario de la sala de actos y no para de hablar (en inglés, of course), en un momento dado se descalza, y sigue a lo suyo, en calcetines y con una taza de café de esas tan americanas. Parece que estés en aquella película con Michael Douglas, Jóvenes Prodigiosos, en ese instante, McKee tiene algo de eso, un viejo profesor de literatura en su despacho. Pero es un cascarrábias, y punto.
De esta guisa, el primer día del seminario del profesor-de-guión-más-famoso-del-mundo ha terminado con sabor agridulce. Por un lado, el tipo se limita a seguir, paso a paso, su propio y millonario libro, "El guión", así que no te ofrece nada nuevo, pero por otro, lo que ya te decía en el libro, esas palabras sencillas y cercanas, esas revelaciones puras y esenciales del (¿arte?) de escribir un guión, esa sensación de que alguien te ha dicho algo maravilloso: "ponte a escribir ahora mismo, cabrón", al hacerse más reales aún, en boca de quién las escribió, vuelven a cobrar significado, y vuelven a ser necesarias aquí y ahora. Por eso puedes seguir escuchándole después de ocho horas de monólogo.
McKee no enseña mierdas técnicas, lo que él te cuenta es muy sencillo, aprehensible para cualquiera con un mínimo interés por contarle al mundo historias emocionantes, y eso justamente es lo que te anima, él es como un entrenador dándote palmadas en el culo antes de saltar a la pista.
Al final, el gurú se ha sentado y ha hablado de lo más esencial: cuando terminas de escribir tu guión y todo está hecho, entonces pregúntate: ¿estas páginas son mi verdad? ¿todo lo que he escrito, me lo creo? ¿he sido honesto conmigo mismo? ¿es así como yo veo el mundo? Según McKee, si la respuesta es que no has sido honesto, y que no crees en la verdad de tu propia historia, y que tú así no ves el mundo, entonces deshazte de ese montón de páginas inútiles. Porque en el mundo todos mienten, los políticos y sus guerras, el cine de Hollywood, tu vecina, tu jefe, todos mienten. Ahórrale pues al mundo otra mentira más, tu guión.

PAJARES

Andrés Pajares es demasiado perfecto. Comete locuras absolutamente cañí (entró en un despacho de abogados con una pistola de juguete y un aerosol anti violadores, entre agresiones y amenazas, luego lo detuvieron y al calabozo), su vida es una espiral de decadencia profesional (celebró su cincuenta aniversario en el mundo del espectáculo con cincuenta representaciones de sus mejores números cómicos, cada noche una representación, una por cada año en la profesión. Bien, no pasó de las tres semanas, tuvo que cerrar por falta de público), y decadencia personal, con sexo, palabrotas, puta, follar, follar, puta, drogas, hijos tunning paseándose por los platós y aireando desgracias familiares, acoso mediático y apariciones por televisión que le emparentan directamente con Bukowski (mítica por cierto la aparición del escritor en el famoso programa de Bernard Pivot, completamente borracho y acabado, buscadla en youtube). Quizás todo sea una performance que el ex de Esteso regala al mundo, o quizás se calce unas chanclas, escale el Aneto y se encienda un pitillo antes de lanzarse al vacío. Pajares es la carne, roja y sabrosa, en el emparedado televisivo. Comed idiotas, comed. La gente que no acudió a verle al teatro, acude ahora a verle desertar de la civilización en Está Pasando o ¿Dónde estás corazón? Espero que por lo menos cobre.