domingo, noviembre 25, 2007

BOB DYLAN: MODERN TIMES


No es que el último disco de Dylan, Modern Times (¿volverá a grabar alguno más?) sea interminable, inagotable, inaudito y genial. Es que tiene esa particularidad única de que hay párrafos de esa u otra canción que recuerdas en cualquier momento del día, lo escuchas en tu cabeza, disfrutas de la letra, la mascas, la saboreas una y otra vez.
Thunder on the mountain, la canción que abre el disco, es genial. Música y sobretodo texto, una locura de texto impropia de un tipo al borde de los 70 años. Dos párrafos traducidos como he podido:

Trueno en la montaña y fuego en la Luna.
Jaleo en la calle, el sol a punto de salir.
Hoy es el día, cogeré mi trombón y soplaré.
pués la cosa está que arde aquí y en cualquier sitio.

(...)

Me haré con un ejército, unos cuantos cabrones duros de pelar,
Reclutaré mi ejército en los orfanatos,
ya he estado en la iglesia de San Hernán, he dado mis votos religiosos,
y he mamado la leche de mil vacas.


¡He mamado la leche de mil vacas! Qué frase. Y Today´s the day, gonna grab my trombone and blow.
Buff.

I BUONO AMICI

Hacía ya varios viernes que pensábamos "queremos pasta". Y finalmente, anteayer tuvimos la suerte de descubrir un buen sitio de comida italiana: I buono amici. La carta seducía desde la entrada, y yo me fuí diseñando el menú de la noche antes de entrar: había carnes que prometían, y pastas desde las más básicas hasta cosas más complejas, variedad de precios también. Y un cartelito nos anunciaba que había trufa blanca, cosa que desde luego no nos interesaba porque jamás podremos pagarla.

En el sitio -calle Casanova casi en Diagonal- te atienden bien, una señora que viste un poco "Noche de fin de año del 87" es la jefa (la mujer trabaja, arriba y abajo todo el rato, eso es buena señal), camareros adolescentes y alguno que otro más experto. Simpatía en general y buen pan en un cestito, que el pan para mi es importantísimo, no puedo parar con el pan, como Woody Allen en Scoop.
La cena fue bien, me gusta que un viernes, cuando Barcelona toda sale a cenar en trompa, hayan restaurantes que controlen, que no dejen que docenas de comensales se almacenen en la entrada esperando mesa, que no se pongan histéricos, que te dejen en tu mundo, en tu mesa, comiendo y disfrutando.
Comimos demasiado, como suele pasar por mi culpa. Siempre cojo la carta como si fuera la última carta del mundo mundial. Lo mejor fue una especie de tosta con salami que era sencilla pero te podías comer cinco y dar la cena por terminada tan contentob y feliz. Luego la pasta muy bien, y una carne con parmesano gratinado que me dejó ya fuera de juego. El vino era de Cerdeña, que nos hacía ilusión beber un vino de Cerdeña.
Pagamos la cuenta. O no, porque la targeta no pasaba (fin de mes, qué miedo), así que hubo que hacer un viajecito al cajero y salir del local quedando un poco cutres, pero en fin, siempre la cabeza bien alta.
Lo ideal en I buono amici es una tosta como la que pedimos de primero, compartida, y una pasta de segundo. Y un aperitivillo: mortadela (estaba de la ostia), o tacos de parmesano.